[Ejercicios
de refuerzo- 3]
Fermina Daza le dio la
razón a su marido por primera vez en algún asunto doméstico y se cuidó de no
hablar más de animales en mucho tiempo (...) y tal vez hubiera terminado por
perder las esperanzas de ver otra vez un animal en la casa, de no haber sido
porque una madrugada los ladrones forzaron una ventana del baño y se llevaron el
servicio de plata heredado de cinco generaciones. El doctor Urbino puso candados
dobles en las argollas de las ventanas, aseguró las puertas por dentro con
trancas de hierro, guardó las cosas de más valor en la caja de caudales, y adquirió
la tardía costumbre de guerra de dormir con el revólver debajo de la almohada.
Pero se opuso a la compra de un perro bravo, vacunado o no, suelto o encadenado,
aunque los ladrones los dejaran en cueros.
-En esta casa no
entrará nada que no hable- dijo.
Lo dijo para poner término a las argucias de su mujer,
empecinada otra vez en comprar un perro, y sin imaginar siquiera que aquella
generalización apresurada había de costarle la vida. Fermina Daza, cuyo
carácter cerrero se había ido matizando con los años, agarró al vuelo la
ligereza de lengua del marido: dos meses después del robo volvió a los veleros
de Curazao y compró un loro real de Paramaribo que sólo sabía decir blasfemias
de marineros, pero que las decía con
una voz tan humana que bien valía su precio excesivo de doce centavos.
Era de los buenos, más
liviano de lo que parecía, y con la cabeza amarilla y la lengua negra, único
modo de distinguirlo de los loros mangleros que no aprendían a hablar ni con
supositorios de glicerina. El doctor Urbino, buen perdedor, se inclinó ante el
ingenio de su esposa, y él mismo se sorprendió de la gracia que le hacían los
progresos del loro alborotado por las sirvientas. En las tardes de lluvia,
cuando se le desataba la lengua por la alegría de las plumas ensopadas, decía
frases de otros tiempos que no había podido aprender en la casa, y que
permitían pensar que era también más viejo de lo que parecía. La última
reticencia del médico se desmoronó una noche en que los ladrones trataron de
meterse otra vez por la claraboya de la azotea, y el loro los espantó con unos ladridos de mastín que no habrían sido tan verosímiles
si hubieran sido reales.
G. García Márquez; El amor en los tiempos del cólera
- COMPRENSIÓN LECTORA
1.1
Resumir la situación que expone este fragmento de la
novela de García Márquez, esbozando brevemente la postura de los dos personajes
respecto al tema de la presencia de animales en la casa.
1.2.
A partir de las dos frases que se exponen a
continuación, explica el carácter que se intuye en el doctor Urbino y en su
esposa y el tipo de relación que se supone que se ha establecido entre la
pareja.
1) Fermina Daza le dio la
razón a su marido por primera vez en algún asunto doméstico
2) El doctor Urbino, buen
perdedor, se inclinó ante el ingenio de su esposa
1.3.
Dar un sinónimo o explicar el significado de cada una
de las expresiones siguientes, dentro del contexto en el que aparecen:
a) se cuidó de no hablar
más de animales en mucho tiempo
b) aunque los ladrones los
dejaran en cueros
c) para poner término a
las argucias de su mujer
d) empecinada otra vez en
comprar un perro,
e) agarró al vuelo la
ligereza de lengua del marido
1.4.
Señala el referente de los pronombres en negrita:
a)
Lo
b)
las
c) los
2.
EXPRESIÓN ESCRITA
Escoge una de las dos
opciones:
2.1. Inventar una
historia breve, de unas 100 palabras, en la que el loro de la novela de García
Márquez sea el protagonista de los hechos.
2.2. Redactar un texto
de unas 100 palabras argumentando a favor o en contra de la presencia de
animales domésticos en los domicilios familiares.
3.
REFLEXIÓN LINGÜÍSTICA
SOBRE EL TEXTO
3.1. A partir de estos sustantivos
sacados del texto, escribir en cada caso el adverbio correspondiente, que
comparta la misma raíz o lexema, y construye con él una frase correcta,
siguiendo el modelo propuesto.
sustantivo adverbio Frase
Ejemplo:
razón razonablemente
Yo actúo siempre razonablemente
valor
ligereza
ingenio
alegría
3.2.
Escribe el sujeto de todos los verbos que aparecen en
las siguientes frases. Señala la función sintáctica de los elementos
subrayados:
d)
Se opuso a la compra de un perro, aunque los
ladrones los dejaran en cueros.
e)
Lo conozco muy bien y estoy segura de que, si se
lo preguntas ahora ...
f)
El doctor Urbino puso candados dobles en las
argollas de las ventanas, aseguró las puertas por dentro con trancas de
hierro, ...
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